domingo, 9 de febrero de 2014

Las aldeas flotantes del Tonle Sap

Si algo tienen en común todos los países del sudeste asiático es su predilección por vivir cerca del río. Y con cerca no me refiero solamente a cerca de la orilla, sino también a encima del agua.
Cuando estuve en Tailandia hace unos cuantos años no tenía conocimiento alguno de estas aldeas flotantes, así que ni me planteé dicha visita. El año pasado, cuando estuve en Birmania, ya iba informada sobre la posibilidad de visitar las aldeas flotantes del lago Inle. Se trataba de una visita que me hacía mucha ilusión, y que se convirtió en todo lo contrario. Por momentos creí estar dentro de un centro comercial acuático de tantas tiendas que vi, que si fábrica de tabaco, que si fábrica de joyas, que si tiendas de souvenirs, que si fábrica de telas… era un no acabar. Tan sólo las últimas horas de la excursión merecieron la pena, cuando atravesamos un pueblo (y esta vez sin parar en tiendas) y vimos el atardecer frente al lago. Reconozco que por lo que pagué (unos 3$ por persona, éramos 6 en la barca) tampoco podía exigir demasiado. El caso es que acabé tan desengañada que pensé, “pueblos flotantes nunca más”.
Y entonces llegó Camboya. Otro país atravesado por ese gran río, el Mekong, que nace en China y muere en Vietnam. ¿Cómo no iba a darle la oportunidad a Camboya de demostrarme que podía estar equivocada? 


A su paso por Camboya, en la llanura central, el río alimenta a un lago, el Tonle Sap, rodeado por las provincias de Siem Reap, Kompong Thom, Battambang, Pursat y Kampong Chhnang. La mayoría de la gente que vive en las aldeas flotantes, como ocurría en Birmania, son de origen vietnamita. Viven de la pesca y utilizan el agua del lago para prácticamente todo: lavar, cocinar, bañarse… 


La gran mayoría de las personas que visitan las aldeas flotantes lo hacen desde Siem Reap, en una excursión de un día a la aldea de Chong Kneas, combinada con otras visitas. Esta excursión debe ser un equivalente con lo que me topé en el Lago Inle, lógicamente no puedo opinar pero es el comentario general que se recoge en las redes. Así que ésta quedaba descartada. La de Battambang tampoco me pareció interesante, debido a su aún cercanía a Siem Reap. De las otras, el pueblo de Pursat y el del Kampong Chhnang me cogían de camino en la ruta que pensaba hacer. Así pues, y después de leer la completísima e inestimable información del blog de Carol, me decidí por las aldeas flotantes de Phoum Kandal y Chong Kos, a las que se llega desde Kampong Chhnang. Ha sido una experiencia maravillosa, un momento para recordar en este gran viaje que sobresale por su pureza, naturalidad y autenticidad. ¡Gracias, Carol!


El tuk-tuk de la guesthouse me acercó al río. Antes de bajar ya se había acercado una chica para ofrecer su barca. Después de un poco de regateo (son duros estos camboyanos), acordamos 6$ por un trayecto de 2h por el lago. Me subió a su barquita de madera, vieja  y despintada, e iniciamos el trayecto. No se puede describir todo lo que sentí durante aquellas dos horas; momentos cotidianos de las gentes del lago, robados por mí, y que ya forman parte de mis recuerdos. Pasábamos tan cerca de las barcas - casa que por momentos me sentía una espía, invadiendo su intimidad, su día a día; unos dormían, otros comían, otros jugaban con sus hijos, algunos lavaban la ropa, otros incluso se aseaban ante mis ojos… Todo de manera natural, sólo alguna mirada de curiosidad. Y los niños, ¿qué puedo decir de ellos? Jamás había dicho tantas veces “hello” ni había saludado con la mano con tanta emoción. En apenas un par de horas esos niños me sacaron más sonrisas de las que recuerdo. Me hubiera quedado allí, parada, rodeada, sedienta como estaba de momentos felices. pero las dos horas pasaron y hubo que volver. Reconozco que me supo a poco, pero también que soy muy afortunada. Nada de tiendas, ni un sólo turista, me siento tremendamente afortunada.


Ya en tierra, tomé algo mientras esperaba a mi tuk - tuk. Nunca olvidaré lo vivido hoy.

Información práctica
El tuk - tuk me costó 5$ (i/v)y la excursión en barca de dos horas, 6$.


(Escrito en el trayecto de bus de Kampong Chhnang a Phnom Penh y publicado en el trayecto de bus de Phnom Penh a Kampot)

sábado, 8 de febrero de 2014

Conociendo los alrededores de Battambang en moto

No puedo decir si Battambang es una ciudad que tenga mucho o poco que ofrecer porque, desgraciadamente, apenas estuve unas horas en ella. Al tener la guesthouse a las afueras de la ciudad, solía irme temprano para allá, ya que se trataba de un camino sin iluminar y a bastante distancia (media hora caminando desde el mercado de Battambang hasta el hostal). 
Lo único que visité fue su mercado, paseé por el río y cené en la zona de restaurantes para turistas, así que poco puedo aportar sobre las bondades (o no) de este lugar. Lo que sí os diré es que aquí encontré más gente pidiendo (sobretodo niños) en los locales de turistas; el pasar de gente acercándose a pedir era continuo mientras estabas cenando. Turistas éramos más bien pocos, cuando bajamos del autobús los conductores de tuk-tuk se nos rifaban, y los pocos paseos que di por la ciudad me lo acabaron de confirmar. 
Detalle del mercado de Battambang

Creo que Battambang se hubiera merecido un día más, para caminar por ella e intentar sacarle parte de su esencia. Pero no pudo ser, los días pasan, los lugares qué visitar se acumulan y el viaje debe continuar.

El día entero que estuve en Battambang no lo dediqué a conocer la ciudad, com ya he dicho, sino que me fui a recorrer las afueras. Hay gente que alquila un tuk-tuk para todo el día, incluso los hay que van en bici, yo opté por la opción intermedia y alquilé una moto.
En la zona del mercado, donde están los restaurantes para turistas, hay varios lugares dónde alquilar moto. Pregunté en varios y sólo en Gecko Café tenían, eso sí, eran motos semiautomáticas.
La destrozatraseros, quiero decir, la moto

A las 08:30h de la mañana, y ya con el depósito lleno y la moto medio dominada, puse rumbo a la primera parada del día: Bamboo Train

Bamboo Train
El Tren de Bambú (norry o lorry en jemer) es actualmente una atracción turística. Se trata de una vía de tren que une las poblaciones de O Dambong y O Sra Lav, separadas a unos 4 quilómetros, y situadas a unos 5km a las afueras de Battambang.
El origen de la vía férrea camboyana llegó en la época colonial francesa; después, durante la dictadura de los Jemeres Rojos, muchas vías fueron destruidas y el sistema quedó inutilizado. Tras la caída del régimen de Pol Pot, y debido al mal estado de la mayoría, los camboyanos se las ingeniaron para “inventar” un sistema que les permitiera aprovechar lo poco que quedaba. Ése fue el nacimiento del tren de bambú.
Se trata de una plataforma de unos 3 metros cuadrados de madera, cubierta con listones de bambú, colocada sobre ejes de vehículos militares adaptados a la anchura de las vías, donde el eje trasero va conectado a un motor que permite alcanzar velocidades vertiginosas.
La vía por la cual circula la plataforma

Las plataformas pueden cargar con hasta 10 personas, también objetos y animales. Como las vías son de un sólo sentido, cuando dos plataformas se encuentran de cara, una de ellas (la que lleve menos peso), se desmonta en cuestión de segundos para dejar pasar a la otra y se vuelve a montar con la misma rapidez para continuar su camino.
Montando nuevamente la plataforma

Actualmente ha dejado de ser utilizado por la gente local y se ha convertido en una atracción turística en manos de la policía. Cuando yo llegué justo delante mío había parado un minibús cargado con unas 30 personas, además de otros turistas que había esperando. Conté unas 7 plataformas llenas de gente y listas para ponerse en marcha. 
Por muy turístico que sea, no puedo sino recomendarlo; el paisaje es precioso, el trayecto es emocionante y yo personalmente me lo pasé muy bien en el punto donde hizo parada, hablando con los niños.
Los chiringuitos


Phnom Banan
Acabada la turistada del día, puse rumbo a Phnom Banan, a una media hora en moto desde donde me encontraba. 
Este templo se encuentra a unos 28km al sur de Battambang. Al llegar a la entrada, hay que subir 358 escalones de una escalera presidida por cabezas de serpiente (o eso dicen, porque yo no los conté, pero sí que diré que fueron muchos) para llegar al lugar donde se pueden visitar los restos de 5 torres de estilo angkoriano en bastante buen estado de conservación, sobretodo la central, en la que se aprecian perfectamente los bajorrelieves. Las vistas de la zona también merecen una excursión hasta aquí.


Después de visitar este templo, me dirigí (previa pérdida por el camino) hacia Phnom Sampov.

Phnom Sampov
Phnom Sampov se encuentra a unos 15min en moto del templo anterior y a unos 12 quilómetros al suroeste de Battambang. Éste está bastante mejor señalizado y un sinfín de puestecitos marcan el camino hasta la entrada.
Aquí también hay que subir un montón de escaleras, creo que son unas 600, pero divididas en tramos. Tengo que decir que la zona está bastante dejada y sucia, y que a la gente que allí vive parece que no le preocupa demasiado. 

Por el camino encontramos estatuas de diferentes personajes, además de Buda. Arriba de todo hay una stupa y un par de templos. Lo mejor de todo, sin duda, las vistas. La zona está plagada de monos y hay que tener cuidado con ellos porque son bastante salvajes (a mí uno se me cogió a la pierna e intentó morderme, suerte de un botellazo bien dado que lo hizo huir).

Unas escaleras llevan a una gruta, donde hay varias estatuas y cuevas con sus correspondientes templitos.
A medio camino, hay otras escaleras que pasan por debajo de una puerta y que llevan a las macabras Killing Caves, cuevas donde los Jemeres Rojos arrojaban los cadáveres de las personas asesinadas.

Se necesita más de una hora para poder realizar la visita. Yo la hice a pie, escalón por escalón, pero a cambio de la voluntad, te suben en moto y te llevan hasta las cuevas y ahorras unos buenos sudores.
Fijaos en la enorme cabeza de Buda tallada en la roca de la montaña que se observa desde la carretera.
Desde aquí, puse rumbo al siguiente y último punto del día.

Wat Ek Phnom
La última visita del día, el templo Wat Ek Phnom, se encuentra a unos 10 quilómetros al norte de Battambang.
Se trata de un templo semiderruido construido durante el mismo periodo que el templo de Bayon. A este lugar los locales suelen venir a hacer picnics, y las mujeres a pedir quedarse embarazadas. Antes de llegar al templo, hay un gigantesco Buda sentado rodeado de otras figuras, y un templo budista con techos pintados que explican sus hazañas.


El lugar es bonito pero tiene poco que mostrar. En 15 minutos la visita está hecha.

Al contrario del Tren de Bambú, estos tres templos apenas reciben turistas, y la visita se hace con total tranquilidad.

Y aquí acabó mi día de motorista. Fueron unas 8h en las que terminé con el culo cuadrado (¿alguien puede explicarme por qué son tan incómodos los asientos de las motos asiáticas?), roja de tanto sol y feliz por haber podido visitar todos estos lugares por mi cuenta.

Datos prácticos
El precio de un tuk-tuk para todo el día varía de 20$ a 25$; si sois varios puede ser interesante, para una o dos personas me parece bastante caro. 
El precio del alquiler de la moto fueron 7$ para todo el día (te dan casco y hay que dejar el pasaporte), más 4,5$ de gasolina (depósito lleno, a 1,30$ el litro); yo llené el depósito pero no es para nada necesario, me la dieron en reserva y la devolví con casi medio depósito lleno. Utilicé el GPS del móvil para orientarme y encontrar los lugares, que están señalizados pero pobremente, así que hay que estar seguro de cuál es la ruta a seguir.
El precio del Tren de Bambú es de 5$ i/v. Cuando paras en O Srav Lav hay varios puestos para que compres, pero no son demasiado pesados. Es peor la demanda directa que te hacen al volver para que des propina al conductor, alegando que no cobra.

El precio de la entrada combinada a Phnom Sampov, Phnom Banan y Wat Ek Phnom es de 3$ (válida para el mismo día).

(Escrito y publicado desde Garden Guesthouse, en Kampong Chhnang)


Angkor - Extras

Angkor es un lugar muy visitado, así que no os agobiés, no os desesperéis, no queráis inventar mil y un itinerarios para huir de las masas porque NO LO CONSEGUIRÉIS. Asumidlo. La mayor parte de turismo con el que me he encontrado aquí ha sido de origen chino, no sé si es lo normal o es porque era Año Nuevo Chino y están de vacaciones. Los chinos son letales, vienen para un sólo día, así que hacen un non-stop durante las 12h que el complejo está abierto. Lo tocan todo, se quieren hacer fotos con todo, chillan, empujan… Resignación.
A parte de ellos, el resto de los mortales nos comportamos algo mejor, y prácticamente no os molestaréis los unos con los otros.
Referente al orden de las visitas, la verdad es que sin ser experta, a mí me ha parecido interesante el que yo he llevado a cabo, por orden cronológico. Seguramente se podrían añadir más templos cada día, pero eso depende del ritmo que quiera llevar cada uno.
Si podéis, empezad tempranito, haced un descanso al mediodía (que la unión sol y piedras es muy dura) y volved más tarde, sobre las 15h, cuando el sol empieza a ser más permisivo. Habladlo con vuestro conductor.
El circuito corto (Angkor Thom y alrededores) se puede hacer perfectamente en bici. El terreno es llano y hay carretera. Tened en cuenta lo del calor, vi a más de uno pedalear a pleno mediodía sin camiseta, no quiero ni imaginarme como acabó la jornada…
Hay bastante gente vendiendo, principalmente en los templos más conocidos, y también muchos niños. Yo no me sentí especialmente acosada, no son muy pesados, con un “No, thank you” hay suficiente. Para mí lo peor son los niños, con esa carita de pena que ponen, pero que es puro teatro; nunca les compré nada, pero a la que se me acercaba alguno yo sacaba un chupachup y la cara de pena desaparecía para mostrar cara de pillo. Al final todos los niños son iguales.
Llevad ropa y calzado cómodos, os vais a pegar un hartón de subir y bajar. Yo fui vestida de manera recatada, pensando que sería obligatorio (por el tema templos) pero vi a muchas chicas vestidas en tirantes y pantalón corto.
Las escaleras habilitadas en los templos… ninguna pasaría un control de seguridad nuestro, pero bueno, yo no vi a nadie caer. Eso sí, se os va a poner un culto


(Escrito y publicado desde Garden Guesthouse en Kampong Chhnang)


jueves, 6 de febrero de 2014

El día que no existió en Siem Reap

Hubo una vez un día que no existió. No quiero llamarlo un día perdido, porque nunca el tiempo es perdido, quizá debería llamarlo el día que no pudo ser. El día que Siem Reap me quitó un día.
Cuando estuve mirando la ruta, tenía claro que quería dedicar tres días completos a los templos de Angkor, y así aprovechar al máximo el pase de tres días. Bien es cierto que todo lo que visité se podría haber hecho perfectamente en dos, incluso en un sólo día; pero deseaba tomármelo con calma, no mirar el reloj, no estresarme, no saturarme. Además decidí añadir un día más para visitar algunos templos lejanos que parecían interesantes, nada de pueblos flotantes que ya pensaba visitar en Kampong Chhnang, solamente un par de templos más.
Y ése fue el día que nunca existió. ¿El motivo? Siempre el mismo, el económico. El precio del coche con conductor hasta esos templos y el hecho de no encontrar a más gente para ir hasta allí me obligó a renunciar a ellos. Dudé hasta el final, y cuando desistí lo hice con gran pena. Ya tengo un motivo para volver a Camboya.
¿Y qué puedes hacer si tienes un día “de más” en Siem Reap? Pues realmente poca cosa. Pasear por el río, disfrutar de alguna de las piscinas que los hoteles ofrecen a los no clientes por un módico precio (o por consumir), observar el continuo tráfico de sus carreteras o, sin duda, la que más me gustó, dar vueltas y vueltas por sus mercados.



En el centro de Siem Reap puedes encontrar dos mercados, cada uno a un lado del río. El más interesante de los dos, por su variedad de productos y autenticidad es el Psar Chaa (Old Market o Mercado Viejo). En él, además de los típicos souvenirs, encontramos puestos de comida donde la gente de la ciudad va a diario a hacer sus compras. Al adentrarte en él y llegar a su parte central, una explosión de color, olor y ruido te envuelve. Según nos alejamos de la parte central, encontramos los puestos de ropa, calzado y demás enseres para el hogar, además de peluquerías y joyerías. Los puestecitos de la parte más externa, los que dan a la carretera, son los más turísticos y en ellos encontramos principalmente souvenirs.



Qué mejor manera para conocer a la gente de Siem Reap que pasearte por sus mercados, detenerte a observar cómo limpian el pescado, cómo empaquetan la bollería, cómo gritan las maravillas de sus productos a los cuatro vientos. Quedarte a un lado, espiar las costumbres ajenas para compararlas con las propias, toparte con miradas de curiosidad, sonreír a desconocidos sin parar… 




Así que, quizás, el día sí que existió, quizás Siem Reap me quitó un día pero también me mostró un poco de su vida cotidiana para dejar de ser una ciudad desconocida a mis ojos. Ahora tú y yo ya nos conocemos un poco mejor.

Información práctica
La excursión que yo quería hacer y que no hice porque era carísima consistía en visitar Prasat Preah Vihear (en la frontera con Camboya) y Beng Mealea. El precio del pack era de 110$ más 5$ entrada a Beng Mealea más 5$ la moto que te sube hasta Prasat Preah Vihear, es decir, 120$ en total.
También pregunté por la opción de hacer sólo Prasat Preah Vihear (85$ + 5$ moto) o Beng Mealea (50$ + 5$ entrada). 
En todos los casos, los precios ofrecidos por mi guesthouse era inferiores que los de un par de agencias en las que pregunté.

(Escrito y publicado desde My Battambang Homestay, en Battambang)

Angkor - Toma 3


O cuando los indios quisieron comprar a Lara Croft.
Último día en Angkor y lo tenía reservado para algunos de los más espectaculares templos que alberga este lugar.
No tenía muchas ganas de madrugar, además suponía que aunque lo hiciera jamás podría vencer a la horda de grupos de chinos que me estaría esperando en el parque, así que preferí dormir un poco más. Aún así, a las 8 en punto ya estábamos en marcha.
El día de hoy se centró en visitar Angkor Thom, Prasat Kravan, Banteay Kdei, Srah Srang y el famoso Ta Prohm. Amigos, tengo que reconocer que, a pesar de la gente, fue alucinante. Cruzar las puertas que indican la entrada a los templos, atravesar una zona boscosa y encontrarte, ahí frente tuyo, semejante estructura con mil años de antigüedad… sencillamente enmudeces de la emoción.

Angkor Thom
Angkor Thom, la “Gran Capital” es un complejo que encierra tras sus murallas semiderruidas 3 quilómetros cuadrados de grandes maravillas. Se accede a ella a través de cinco puertas monumentales de más de 20m de altura, cuatro en los puntos cardinales y otra (“Puerta de la Victoria”) que daba directamente a la Plaza Real y al Palacio Real. 
Mapa de la zona

Dentro del complejo, el Bayon, en el centro, es la construcción más admirada. Durante muchos años se consideró un santuario hindú, pero en 1925 se reconoció en él una inspiración budista.
Bayon

Bayon

Conocido como el templo de las caras, desprende cierto misterio observar semejantes construcciones. Por desgracia, parece que quieran convertir al Bayon en un espectáculo donde, además de cientos de personas apelotonadas en un lugar tan reducido, puedes (previo pago de un dólar) fotografiarte con un elenco de personajes vestidos de época, como si de Port Aventura se tratara.
Bayon-Aventura

Apenas éramos cuatro gatos

Una vez abandonas el recinto, cruzando al parque que hay justo enfrente, se halla una ruta señalizada que conduce por los otros monumentos de Angkor Thom, que aún sin ser tan conocidos como el Bayon son bastante interesantes.
Lo primero que te encuentras es una pasarela que conduce directamente al templo de Baphuon, completado en el año 1060. Este templo - montaña terminó por derrumbarse ya que es excepcionalmente grande. Actualmente está siendo reconstruido, pero es posible entrar y subir hasta arriba de él, desde donde se obtienen unas estupendas vistas de la explanada.
Baphuon

Baphuon

Al salir de Baphuon, y siguiendo la ruta señalizada, nos encontramos con el santuario Phimeanakas, un pequeño templo rectangular al que se puede subir por una escalera de madera habilitada para ello. Está en bastante mal estado de conservación.
Phimeanakas

Al salir de Phimeanakas, el camino se divide en dos: uno que lleva hacia Preah Palilay y otro que continúa hasta el Palacio Real, la Terraza de los Elefantes y la Terraza del Rey Leproso. Yo fui hacia Preah Palilay y después retrocedí para ver los otros lugares.

Preah Palilay es un santuario budista en medio de la vegetación. Fue construido a finales del siglo XIII o principios del siglo XIV. Los árboles han intentando tirarlo abajo y lo han rodeado aprisionándolo entre sus troncos. Se encuentra en bastante mal estado, parece que en cualquier momento vaya a venirse abajo.
Preah Palilay

Desde Phimeanakas, y bordeando unas piscinas, se alcanza la entrada del Palacio Real. Su construcción fue iniciada probablemente por Rajendravarman en el siglo X, el edificio fue ampliado por Suryavarman I y, más tarde, totalmente reconstruido por Jayavarman VII en el siglo XII - XIII.
Puerta que comunica el Palacio Real con la Terraza de los Elefantes

A través de la Plaza Real se llega a la Terraza de los Elefantes, diseñada como un escenario teatral de desfiles y ceremonias. La terraza tiene más de 300m de largo y está situada frente al Palacio Real, como si de un balcón real se tratara. Su nombre procede de las enormes cabezas de elefante que protegen las cinco escaleras que dan acceso a la parte superior de la terraza. En los muros, de unos 4m, hay una larga serie de elefantes esculpidos.
Terraza de los Elefantes

Siguiendo hacia el norte se alcanza la Terraza del Rey Leproso. Su construcción se atribuye a Jayavarman VIII. Todo el muro, al que se accede por un pasillo, está decorado con unos bajorrelieves con muchos detalles y algunos en un estado de conservación excelente.
Detalles del bajo relieve en la Terraza del Rey Leproso

Y aquí acaba la visita a Angkor Thom, no si antes pasar por las tiendas, siempre presentes en los monumentos más importantes (y que deberás cruzar sí o sí para poder llegar a los baños).  Calculad que estaréis por esta zona al menos unas 3 horas. 
Pasear por el camino habilitado a través del bosque, mientras atraviesas restos de la antigua muralla y observas desperdigados por el suelo trozos de piedra tallados, es como entrar dentro de esas películas de aventuras que tanto nos gustan. Mil años de historia se extienden ante nuestros ojos, se dejan tocar, y susurran las hazañas de grandes reyes angkorianos. 

Ta Prohm
Ésta tenía que ser una de las visitas estrellas del día, y efectivamente lo fue. Lo que ocurre es que esperaba encontrarme un templo semiderruido, sujetado por el abrazo de los árboles; y su entrada no hace imaginar ni por un segundo lo que esconde su interior… máquinas, máquinas y más máquinas, trabajando sin parar para poner en pie el templo que más publicidad ha proporcionado a Angkor. En este caso son los indios los que están financiando su reconstrucción. 

Atención, estamos en obras

Entrada al Templo de Tomb Raider

Lleno a rebosar de gente, todos caminando hacia el mismo lugar como si de una fila se tratara, unas pasarelas marcan el circuito a seguir, pasando por los puntos estrella del templo. No te puedes detener más de lo imprescindible, o la marabunta de gente se te echará encima Actualmente lleno de ruido y actividad, no es fácil disfrutar de él como es merecido. 
Ta Prohm fue consagrado en el año 1186 por Jayavarman VII, quien lo dedicó a su madre. Dispuesto en medio de la selva, y asfixiado por el kapok y la higuera sagrada, este templo ofrece vistas fascinantes. El templo de Ta Prohm fue utilizado como  una de las localizaciones dónde se grabó la película “Tomb Raider”, hecho que originó que se le conozca desde entonces como el “Templo de Tomb Raider” o el “Templo de Lara Croft”.

Nada puede detener a la Naturaleza


Banteay Kdei
Después de casi una hora recorriendo Ta Prohm, pusimos rumbo al siguiente punto de la lista: el templo Banteay Kdei.
Este templo, destinado a vivienda para los monjes, fue construido por Jayavarman VII en el año 1181, sobre las ruinas de un templo budista.
Banteay Kdei

Banteay Kdei

El complejo es bastante grande, se encuentra amurallado, y está formado por dos edificios unidos por una pasarela. A los alrededores hay un pequeño lago donde pudimos ver a varios chicos pescando.


Srah Srang
Junto enfrente del anterior, cruzando la carretera, nos encontramos con Srah Srang, un mirador hacia el lago. Cuenta con un embarcadero totalmente restaurado.
Srah Srang

Prasat Kravan
El último templo de la lista que íbamos a visitar fue Prasat Kravan.
En otros tiempos rodeado por un embalse, se cree que lo mandó construir Harshavarman I. Es un templo sencillo, en el que destacan los relieves, algunos en un excelente estado de conservación, que representan varios aspectos de Visnu, a quien está dedicado este templo. Ha sido parcialmente reconstruido.
Prasat Kravan
Personalmente lo considero una visita prescindible, sobretodo si se lleva a cabo después de las de monumentos como Ta Prohn.


Aquí acabó mi tercer y último día de visita del majestuoso Angkor, fueron casi siete horas de asombros y admiración.

(Escrito desde Golden Takeo Guest House, en Siem Reap y publicado desde Battambang my Homestay, en Battambang)