Oficialmente es conocida con el nombre de República Democrática Socialista
de Sri Lanka, nombre que adoptó en 1972 al separarse del régimen
colonial británico. Su nombre original es Heladiva, aunque durante buena parte
de la historia fue denominada Ceilán. De hecho, popularmente ha sido
considerada 'la isla de los mil nombres', puesto que en la antigüedad fue
bautizada sucesivamente como Lanka, Lankadvipa, Simoundou, Taprobane, Serendib
y Selan. Su peculiar forma y la cercanía al gigante indio ha provocado que no
pocos poetas se hayan referido a ella como “lágrima de la India” o “la Perla
del Índico”.
La historia reciente de este país habla de muerte y desolación. En mayo de
2009 se puso fin a una guerra civil que venía durando 26 años. Y a finales de
2004, un tsunami arrasó la costa del país, dejando tras de sí unos 35.000
fallecidos.
Hoy Sri Lanka es un país que se está recuperando a pasos agigantados de
tantos años de conflicto y de la destrucción del tsunami, y el turismo es un
claro ejemplo de ello: durante el 2011 unos 800.000 turistas visitaron el país,
un 40% más que el año anterior. El Patronato de Turismo del país espera que durante este 2012 se supere el millón de
visitantes.
Muchos turistas llegan a Sri Lanka buscando sus playas bañadas por las aguas del Océano Índico, sin embargo, este
país tiene mucho más que ofrecer. Con una historia que se remonta a más de 2500
años, no sorprende que la isla tanga una gran riqueza de monumentos históricos,
incluyendo algunos de los monumentos budistas más importantes de Asia Antigua,
así como siete lugares considerados Patrimonio Mundial por la Unesco: la Ciudad
Sagrada de Anuradhapura, la Ciudad Antigua
de Polonnaruwa, la Ciudad Antigua de
Sigiriya, los Templos de las Cuevas
de Dambulla, la Ciudad Sagrada de Kandy, la Ciudad Vieja de Galle y la Reserva de la Selva Tropical
Sinharaja. El país también ofrece
una fauna y una flora importante, con un 15% de espacio protegido, la mayor
parte concentrado en 14 parques nacionales
y reservas.
De tamaño similar a Irlanda (400
quilómetros de largo por 200 quilómetros de ancho), Sri Lanka se localiza pocos
quilómetros al sur de la India. Su orografía
es más bien montañosa, abundan los bosques y su fauna es variada. Su población roza los 21 millones de
habitantes y el budismo es la
religión predominante del país. Las lenguas
oficiales son el tamil, el cingalés y el inglés. El clima en Sri Lanka está marcado por la llegada de dos monzones al
año. La mejor época (la más seca) para la costa oeste y suroeste y la zona de
montaña es de diciembre a marzo, mientras que entre mayo y agosto estas
regiones quedan bajo la influencia del monzón del suroeste; en cambio, la mejor
época para estancias en la costa suele ser de abril a septiembre, ya que dicha
zona queda afectada entre octubre y enero por el monzón del noroeste. Su economía es casi exclusivamente
agrícola, siendo su principal recurso la explotación de té y especias.
La historia del Sri Lanka está muy unida a la cultura del té. Lo que muchos desconocen es que,
hasta finales del siglo XIX, esta isla no era famosa por su producción de té,
sino por la de café, hasta que una serie de plagas diezmaron las plantaciones. El
té fue introducido como cultivo comercial en la segunda mitad del siglo XIX y
su producción aumento exponencialmente en la década de 1880. A finales de ésta,
casi todas las plantaciones de café se habían convertido al té. Hoy Sri Lanka es uno de los grandes
productores mundiales de té, con aproximadamente 200.000 hectáreas de terreno
cultivado. La humedad, las bajas temperaturas, los vientos y las lluvias en la
sierra central del país crean un clima que favorece la producción de té de alta
calidad.
Sri Lanka no es un destino barato.
Aparte del costoso billete de avión, no debemos caer en la tentación de creer
que por ser un país asiático se trate de un destino económico, es más, es uno
de los países asiáticos más caros, y debemos contar con un presupuesto
aproximado de 40€/día para nuestro viaje a dicho país (en plan mochilero).
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