sábado, 8 de febrero de 2014

Conociendo los alrededores de Battambang en moto

No puedo decir si Battambang es una ciudad que tenga mucho o poco que ofrecer porque, desgraciadamente, apenas estuve unas horas en ella. Al tener la guesthouse a las afueras de la ciudad, solía irme temprano para allá, ya que se trataba de un camino sin iluminar y a bastante distancia (media hora caminando desde el mercado de Battambang hasta el hostal). 
Lo único que visité fue su mercado, paseé por el río y cené en la zona de restaurantes para turistas, así que poco puedo aportar sobre las bondades (o no) de este lugar. Lo que sí os diré es que aquí encontré más gente pidiendo (sobretodo niños) en los locales de turistas; el pasar de gente acercándose a pedir era continuo mientras estabas cenando. Turistas éramos más bien pocos, cuando bajamos del autobús los conductores de tuk-tuk se nos rifaban, y los pocos paseos que di por la ciudad me lo acabaron de confirmar. 
Detalle del mercado de Battambang

Creo que Battambang se hubiera merecido un día más, para caminar por ella e intentar sacarle parte de su esencia. Pero no pudo ser, los días pasan, los lugares qué visitar se acumulan y el viaje debe continuar.

El día entero que estuve en Battambang no lo dediqué a conocer la ciudad, com ya he dicho, sino que me fui a recorrer las afueras. Hay gente que alquila un tuk-tuk para todo el día, incluso los hay que van en bici, yo opté por la opción intermedia y alquilé una moto.
En la zona del mercado, donde están los restaurantes para turistas, hay varios lugares dónde alquilar moto. Pregunté en varios y sólo en Gecko Café tenían, eso sí, eran motos semiautomáticas.
La destrozatraseros, quiero decir, la moto

A las 08:30h de la mañana, y ya con el depósito lleno y la moto medio dominada, puse rumbo a la primera parada del día: Bamboo Train

Bamboo Train
El Tren de Bambú (norry o lorry en jemer) es actualmente una atracción turística. Se trata de una vía de tren que une las poblaciones de O Dambong y O Sra Lav, separadas a unos 4 quilómetros, y situadas a unos 5km a las afueras de Battambang.
El origen de la vía férrea camboyana llegó en la época colonial francesa; después, durante la dictadura de los Jemeres Rojos, muchas vías fueron destruidas y el sistema quedó inutilizado. Tras la caída del régimen de Pol Pot, y debido al mal estado de la mayoría, los camboyanos se las ingeniaron para “inventar” un sistema que les permitiera aprovechar lo poco que quedaba. Ése fue el nacimiento del tren de bambú.
Se trata de una plataforma de unos 3 metros cuadrados de madera, cubierta con listones de bambú, colocada sobre ejes de vehículos militares adaptados a la anchura de las vías, donde el eje trasero va conectado a un motor que permite alcanzar velocidades vertiginosas.
La vía por la cual circula la plataforma

Las plataformas pueden cargar con hasta 10 personas, también objetos y animales. Como las vías son de un sólo sentido, cuando dos plataformas se encuentran de cara, una de ellas (la que lleve menos peso), se desmonta en cuestión de segundos para dejar pasar a la otra y se vuelve a montar con la misma rapidez para continuar su camino.
Montando nuevamente la plataforma

Actualmente ha dejado de ser utilizado por la gente local y se ha convertido en una atracción turística en manos de la policía. Cuando yo llegué justo delante mío había parado un minibús cargado con unas 30 personas, además de otros turistas que había esperando. Conté unas 7 plataformas llenas de gente y listas para ponerse en marcha. 
Por muy turístico que sea, no puedo sino recomendarlo; el paisaje es precioso, el trayecto es emocionante y yo personalmente me lo pasé muy bien en el punto donde hizo parada, hablando con los niños.
Los chiringuitos


Phnom Banan
Acabada la turistada del día, puse rumbo a Phnom Banan, a una media hora en moto desde donde me encontraba. 
Este templo se encuentra a unos 28km al sur de Battambang. Al llegar a la entrada, hay que subir 358 escalones de una escalera presidida por cabezas de serpiente (o eso dicen, porque yo no los conté, pero sí que diré que fueron muchos) para llegar al lugar donde se pueden visitar los restos de 5 torres de estilo angkoriano en bastante buen estado de conservación, sobretodo la central, en la que se aprecian perfectamente los bajorrelieves. Las vistas de la zona también merecen una excursión hasta aquí.


Después de visitar este templo, me dirigí (previa pérdida por el camino) hacia Phnom Sampov.

Phnom Sampov
Phnom Sampov se encuentra a unos 15min en moto del templo anterior y a unos 12 quilómetros al suroeste de Battambang. Éste está bastante mejor señalizado y un sinfín de puestecitos marcan el camino hasta la entrada.
Aquí también hay que subir un montón de escaleras, creo que son unas 600, pero divididas en tramos. Tengo que decir que la zona está bastante dejada y sucia, y que a la gente que allí vive parece que no le preocupa demasiado. 

Por el camino encontramos estatuas de diferentes personajes, además de Buda. Arriba de todo hay una stupa y un par de templos. Lo mejor de todo, sin duda, las vistas. La zona está plagada de monos y hay que tener cuidado con ellos porque son bastante salvajes (a mí uno se me cogió a la pierna e intentó morderme, suerte de un botellazo bien dado que lo hizo huir).

Unas escaleras llevan a una gruta, donde hay varias estatuas y cuevas con sus correspondientes templitos.
A medio camino, hay otras escaleras que pasan por debajo de una puerta y que llevan a las macabras Killing Caves, cuevas donde los Jemeres Rojos arrojaban los cadáveres de las personas asesinadas.

Se necesita más de una hora para poder realizar la visita. Yo la hice a pie, escalón por escalón, pero a cambio de la voluntad, te suben en moto y te llevan hasta las cuevas y ahorras unos buenos sudores.
Fijaos en la enorme cabeza de Buda tallada en la roca de la montaña que se observa desde la carretera.
Desde aquí, puse rumbo al siguiente y último punto del día.

Wat Ek Phnom
La última visita del día, el templo Wat Ek Phnom, se encuentra a unos 10 quilómetros al norte de Battambang.
Se trata de un templo semiderruido construido durante el mismo periodo que el templo de Bayon. A este lugar los locales suelen venir a hacer picnics, y las mujeres a pedir quedarse embarazadas. Antes de llegar al templo, hay un gigantesco Buda sentado rodeado de otras figuras, y un templo budista con techos pintados que explican sus hazañas.


El lugar es bonito pero tiene poco que mostrar. En 15 minutos la visita está hecha.

Al contrario del Tren de Bambú, estos tres templos apenas reciben turistas, y la visita se hace con total tranquilidad.

Y aquí acabó mi día de motorista. Fueron unas 8h en las que terminé con el culo cuadrado (¿alguien puede explicarme por qué son tan incómodos los asientos de las motos asiáticas?), roja de tanto sol y feliz por haber podido visitar todos estos lugares por mi cuenta.

Datos prácticos
El precio de un tuk-tuk para todo el día varía de 20$ a 25$; si sois varios puede ser interesante, para una o dos personas me parece bastante caro. 
El precio del alquiler de la moto fueron 7$ para todo el día (te dan casco y hay que dejar el pasaporte), más 4,5$ de gasolina (depósito lleno, a 1,30$ el litro); yo llené el depósito pero no es para nada necesario, me la dieron en reserva y la devolví con casi medio depósito lleno. Utilicé el GPS del móvil para orientarme y encontrar los lugares, que están señalizados pero pobremente, así que hay que estar seguro de cuál es la ruta a seguir.
El precio del Tren de Bambú es de 5$ i/v. Cuando paras en O Srav Lav hay varios puestos para que compres, pero no son demasiado pesados. Es peor la demanda directa que te hacen al volver para que des propina al conductor, alegando que no cobra.

El precio de la entrada combinada a Phnom Sampov, Phnom Banan y Wat Ek Phnom es de 3$ (válida para el mismo día).

(Escrito y publicado desde Garden Guesthouse, en Kampong Chhnang)


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