sábado, 1 de febrero de 2014

Bajando a los infiernos

Viernes, 31 de Enero de 2014. Hoy ha sido un día duro, tanto física como psicológicamente, quizá más de lo segundo.
Creo que cuando visitas un lugar, no está de más conocer un poco de la historia de ese sitio, no se trata de acumular conocimiento, sino de tratar de entender qué ha llevado a una sociedad a ser tal y como se presenta en la actualidad ante nuestros ojos.
Cuando buscas información de Camboya, lo primero con que topas es con los espectaculares templos de Angkor, grandes construcciones que maravillan a cualquiera. Pero Camboya es mucho más. Tristemente, la historia reciente de Camboya, tan desconocida para muchos, casi supera en magnitud a la de sus monumentales templos.
Todos, al igual que conocemos el genocidio nazi, deberíamos conocer el genocidio camboyano. No estoy aquí para dar una lección de historia, para eso tenemos a la Wikipedia que cumple perfectamente su función. Tan sólo quisiera dar unos números:
  • Duración del régimen de Pol Pot: del 17 de Abril de 1975 al 7 de Enero de 1979 (3 años, 8 meses y 22 días)
  • Personas que fallecieron durante el régimen de Pol Pot: Aproximadamente 3 millones de personas, de un total de 8 millones
  • Índice pobreza actual de la población: 20,5%
  • Año en que la Comunidad Internacional reconoció el genocidio llevado a cabo por Pol Pot: 1994

Creo que estos datos ayudan a entender la triste y enorme tragedia vivida por el pueblo camboyano, y que aún perdura en sus vidas, porque ciertamente todos han perdido algún ser querido a manos de los Jemeres Rojos.
Saloth Sar, o más conocido como Pol Pot, un hombre de origen campesino pero con estudios cursados en París, fue el autor de una de las mayores masacres del siglo XX, acabando con la vida de un tercio de la población de su propio país. Familias enteras fueron exterminadas sin motivo alguno, desde ancianos hasta niños recién nacidos, todo ello con la idea de evitar futuras venganzas. Intelectuales, profesores, doctores, incluso gente que llevara gafas o con las manos finas fueron esclavizados, torturados y asesinados. Su régimen de terror dejó sumido al país en un estado de pobreza y destrucción aún palpable.
En Phnom Penh, hay dos visitas obligatorias que nos hablan de esta terrible tragedia, los Campos de la Muerte y el Museo del Genocidio.

Choueng Ek
Esta tétrica visita al infierno rojo la inicio en los campos de exterminio, también conocidos como Choueng Ek o Killing Fields. El centro de genocidio se encuentra a unos 15km al sudeste de Phnom Penh; se llega hasta él a través de una carretera medio asfaltar, en la que el polvo te acompaña durante todo el camino. 
Este campo es el más conocido de los 300 que hay repartidos por toda Camboya; no todos están localizados y son accesibles ya que algunos de ellos se encuentran en medio de la selva y rodeados de minas que hacen prácticamente imposible su acceso.
Inicialmente este lugar era un jardín y cementerio chino, aún se pueden observar antiguas tumbas chinas por la zona. Durante el régimen de Pol Pot, cuando el número de “contrarios a Angkar” se incrementaba a diario, se hizo necesario buscar una nueva localización en las afueras de la ciudad donde poder asesinar a los “opositores” al régimen. Y Choueng Ek fue el lugar elegido para ello. Se calcula que en él fueron asesinadas unas 20.000 personas, entre las que se encuentran mujeres, ancianos y niños.

Aquí traían a los prisioneros, previo paso, tortura y posterior confesión por Tuol Sleng; les hacían cavar incluso sus propias fosas, o se tiraba sus cuerpos al lago. No se usaba munición ya que era costosa y escaseaba, se mataba a palos, con lo que hubiese a mano. Los altavoces situados en las ramas de los árboles atronaban las 24h del día cantos revolucionarios comunistas, que por la noche servían para acallar los gritos de los ejecutados. A las mujeres se las desnudaba, violaba y mataba, para después lanzar sus cuerpos al lago. Muchas de ellas tuvieron que presenciar como primero mataban a sus hijos golpeándolos contra un árbol antes de que fuese su turno. ¿Cómo puede el ser humano ser tan malvado?
Una de las tantas fosas comunes encontrada en Choeung Ek

Árbol contra el cual apaleaban a los bebés hasta matarlos

Un monumento conmemorativo se alza en la parte central del lugar. Una stupa budista, construida en 1988, alberga y muestra a los visitantes más de 5.000 cráneos de los fallecidos aquí.
Monumento conmemorativo

La visita se realiza con una audioguía en español que aporta muchísima información. Además, el lugar es tan bonito que resulta chocante que tales barbaridades fueran llevadas a cabo allí. De vez en cuando es necesario sentarse y reposar para intentar asimilar todo lo que el lugar esconde.
Se trata de una visita muy triste, pero a la par necesaria para poder conocer la realidad del pueblo camboyano. Hay que recordar que esto sucedió hace apenas 35 años, así que muchos de nosotros ya habíamos nacido. En Camboya, no hay familia que no haya sufrido la locura de Pol Pot; padres, hermanos, abuelos, hijos… Todos tienen una historia que contar.

Datos prácticos:
La mejor manera de llegar es con tuk-tuk, contad unos 40min. El precio del transporte dependerá de vuestra capacidad de negociación, yo conseguí uno que me trajo aquí, me esperó y después me llevó al S21 y al Palacio Real por 12$, inicialmente me pedía 15$. Sólo esta visita puede costar unos 8-10$.
La entrada al complejo cuesta 6$ e incluye la audioguía.
El horario de visita es de 07:30h a 17:30h, cada día

Tuol Sleng
Después de tan terrible visita, jamás imaginé que la siguiente podría ser aún peor. Tras hora y medio recorriendo los campos de la muerte, puse rumbo al siguiente punto macabro del día: el Museo del Genocidio, también conocido como S21 o Tuol Sleng. Este edificio, que inicialmente era una escuela de primaria y un instituto, se encuentra dentro de la ciudad de Phnom Penh. 
Registro minucioso de todos los prisioneros
Normas del centro de detención que todos los prisioneros debían cumplir

La prisión fue inaugurada en mayo de 1976 y diseñada por Kaing Guek Eav (Duch), quien fue la mayor parte del tiempo su director. Pol Pot eligió este lugar como centro de detención, interrogación y tortura; unas 20.000 personas pasaron por aquí. Los prisioneros llegaban aquí por diversos motivos; inicialmente se trataba de miembros del antiguo gobierno, después fueron vietnamitas, chinos y personas consideradas “enemigas de Angkar” por cualquier razón, por último llegaron aquí los mismos camaradas acusados de atentar contra el partido. El procedimiento siempre era el mismo: los detenidos eran fotografiados e interrogados sobre su pasado; después se les desnudaba y se les quitaba toda posesión que tuvieran. Los prisioneros vivían en condiciones infrahumanas, en pequeñas celdas ya fueran de madera o ladrillo, encadenados a la pared o a largas barras de hierro. Puertas y ventanas estaban “protegidas” con alambres para evitar intentos de fuga o de suicidio. Los Jemeres Rojos documentaban todas las torturas a las que sometían a sus víctimas. Con la invasión por parte de Vietnam, los Jemeres Rojos salieron huyendo de Tuol Sleng, dejando tras de sí catorce cadáveres que hoy se encuentran enterrados en el propio museo. Sólo siete personas salieron de allí con vida.
Sala de tortura, en la pared se puede ver la foto del fallecido que se encontró en ella 
Tumbas de los catorce asesinados que se encontraron al llegar

A mí, particularmente, esta visita me impactó muchísimo más que la anterior. No sé si es porque ya estaba afectada por lo que vi y escuché sobre los campos de exterminio, o por la sensación de  asfixia que experimenté dentro de las salas, o el montón de fotos expuestas… El caso es que tuve que salir fuera varias veces y sentarme en un banco “a descansar”. Además a esa hora ya apretaba el calor. Pese a ello, es una visita que recomiendo totalmente, impactante y escalofriante pero necesaria. Si sois tan aprensivos como yo, intentad realizar las visitas con calma, lo más temprano posible. He visitado varios museos y campos de genocidio en mis viajes y jamás había salido tan afectada de esas visitas como me he sentido hoy.

Datos prácticos
Como llegar: lo mejor es en tuk-tuk, no puedo decirnos nada sobre el precio ya que yo lo hice combinado, pero no debería de ser más de 2-3$ (según donde os recoja).
La entrada al museo cuesta 2$.
El horario de visita es de 7h a 18h, cada día


(Escrito desde Europe Guest House, en Phnom Penh, publicado desde Golden Takeo Guest House, en Siem Reap)

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